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Emiliana de Zubeldia

Emiliana de Zubeldia, la pianista navarra que recorrió el mundo antes de instalarse en México

25/11/2022

Emiliana de Zubeldía Inda nació el 6 de diciembre de 1888 en Salinas de Oro en el seno de una familia numerosa siendo la séptima de nueve hermanos. Hija del ulzamarra Antonio Zubeldia Elizondo y de la pamplonesa Asunción Inda León, pronto se trasladó a Pamplona donde, con cuatro años, comenzó a estudiar música con José Ezcurra, para después continuarlos con Joaquín Maya en la Academia Municipal de Música de Pamplona. Por aquel entonces ya destacaba por su talento y en 1904 se presentó por libre en el Conservatorio Superior de Música de Madrid obteniendo las máximas calificaciones.

Esos resultados académicos le permitieron ingresar en la cátedra de piano de Blanche Selva y en la cátedra de composición de Vincent D’Indy de la Schola Cantorum de París. Tras la muerte de su padre en 1909 tuvo que regresar a Pamplona donde fundó una academia de música y ofreció multitud de conciertos en Pamplona, San Sebastián, Biarritz, Bayona y Madrid. La editorial Arilla y Cia, de Pamplona-San Sebastián, imprimió algunas de sus primeras composiciones: Souvenir de Biarritz, Dans la terrasse y Le Printemps retourne.

En 1919 contrajo matrimonio con Joaquín Fuentes Pascual que era por aquel entonces Director del Laboratorio Agrícola de Navarra. En 1920 obtuvo una plaza como profesora de piano en la Academia Municipal de Pamplona, pero dos años después y tras un desengaño matrimonial, solicitó una excedencia para volver a París y no regresar nunca más junto a su marido.

Reconocimiento en París

En París continuó los estudios de composición con Desiré Pâque y empezó a ser reconocida como una de las mejores pianistas europeas en Alemania, Austria, Francia e Inglaterra. Esta época parisina fue prolija en la producción musical de Emiliana con canciones que recogían también melodías del folklore vasco como Ainhara, Errefusa, Mendiko negara, Maizaren orpotik, Aitonaren exana, Argisagi ederrak, Zeruko izarren bidia, Txorietan buruzagi y otras como Berceuse, Guajira, Coplas gitanas, La gitanilla y Jota.

Rumbo a México

Tras la muerte de su madre en 1927 se trasladó a Brasil y en diciembre del año siguiente presentó en Sao Paulo un programa con obras de Albéniz, Falla, Granados y suyas propias que le granjearon grandes elogios como compositora e intérprete y le abrieron después las puertas de Argentina, Uruguay, Puerto Rico, Estados Unidos, Cuba y México.

En 1948 Emiliana se afincó en el Estado Mexicano de Hermosillo donde vivió hasta su fallecimiento el 26 de mayo de 1987. Allí desarrolló una intensa actividad como pianista y compositora, fue directora de coros y profesora de música hasta convertirse en promotora de multitud de iniciativas culturales. Fundó y dirigió la Academia de Música de la Universidad de Sonora y hoy llevan su nombre la Biblioteca Universitaria, el Teatro y una plaza de la ciudad mexicana de Sonora.

Emiliana de Zubeldía compuso 42 obras para piano, 7 de cámara, 14 sinfónicas, 32 para voz y piano, 19 para coro, más 42 arreglos de temas ajenos, dos para guitarra y una para arpa, dedicada a Nicanor Zabaleta.
Su estilo presenta dos características fundamentales: una formalista estricta y otra vanguardista, buscadora incesante de nuevos recursos y productos musicales. En el catálogo de Zubeldía destaca el peso de la música religiosa, con especial relevancia de la “Misa de la Asunción”, compuesta y estrenada por la autora en 1968.

Pamplona le dedicó una calle el 28 de septiembre de 1998.