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Ander Alonso Pastor, Coordinador del Observatorio de la Educación Peruana de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya

25/10/2022

Ander Alonso Pastor es coordinador del Observatorio de la Educación Peruana y de la Cátedra UNESCO en Políticas Educativas y Agenda 2030 de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Muy vinculado al mundo del voluntariado, tanto en lo profesional como en lo personal, vive en Perú y ha aprendido a extraer lo mejor de su experiencia en ese país de América Latina, de donde es originaria su esposa y donde acaba de nacer su primer hijo. Le gustaría volver algún día a residir en Navarra y, de su país de origen destaca la naturaleza, la gastronomía y el valor que otorgan a cuestiones como la familia.

¿Qué te llevó a Perú?

En el año 2015 fui a estudiar a Madrid un máster en Cooperación Internacional. Allí conocí a la que hoy es mi esposa, que tenía una beca para estudiar en nuestro país. Ella tenía que regresar a Perú al terminar de estudiar. La universidad en la que hicimos el máster tenía programas de voluntariado internacional en varios países, entre ellos Perú. Casualmente, había una plaza para su ciudad, Tacna, en la frontera con Chile. Postulé y la suerte hizo que la obtuviese yo. Así pude venir a vivir aquí, movido por el amor y con la suerte de mi lado.

Como muchos jóvenes navarros, trabajé en muchas áreas durante mis estudios, tanto a través de ETT, como con algunos contratos para fines de semana. Sin embargo, al terminar la carrera entré a colaborar con unos compañeros de la UPNA haciendo análisis social y económico para un pequeño partido político local. Allí fue donde, a partir del análisis de nuestra propia región, conocí más en profundidad la pobreza que golpea a tantas personas a nuestro alrededor. Eso me llevó a descubrir mi vocación de trabajar e investigar para las personas en situación de vulnerabilidad. Al mismo tiempo que cursaba el máster en Madrid, trabajé en periodismo de investigación en la Fundación porCausa, donde conocí a grandes profesionales, mientras investigábamos temas de migración y seguridad fronteriza en Europa.

¿Qué fue lo que más te llamó la atención al llegar y empezar a trabajar allí? ¿Notaste muchas diferencias con respecto a trabajar en Navarra, por ejemplo?

Cuando aterricé en Perú, llegué de voluntario a una ONG en Tacna, en la frontera con Chile, que se dedicaba a trabajar con niños, niñas y adolescentes en situación de pobreza y exclusión. Allí conocí de primera mano como la pobreza dificulta el desarrollo de jóvenes con grandes aspiraciones. Muchas veces ni contaban con cosas tan básicas como la luz o el agua en sus hogares. Fue un shock bastante grande, pues apenas hay lugares así en España, y mucho menos en Navarra. A pesar de ello, pude constatar que los pequeños estudiaban muchísimo, mientras sus padres trabajaban durante todo el día, intentando darles una vida mejor.

Tras varios años trabajando en Perú, he podido comprobar grandes diferencias con nuestro país a nivel laboral. Nosotros tenemos muy integrados los temas de derechos laborales, prevención de riesgos, vacaciones, etc., que aquí no se dan. En Perú, casi el 80% de la población trabaja de manera informal, sin contrato, sin estar dados de alta en ningún seguro, con lo cual sus condiciones de vida son mucho más precarias, con dificultades para lograr una vida mejor.

¿Cómo es tu día a día como profesor en la universidad?

Si bien llevaba varios años trabajando en la universidad como investigador, en el mismo momento en que firmé mi contrato como docente a tiempo completo, comenzó la pandemia, por lo que llevo tres años dando clases a distancia. En unos días, comenzamos el primer semestre presencial. Tengo muchas ganas de conocer a mis estudiantes en persona.

Mi trabajo como profesor incluye cursos que -habitualmente- dicto entre 2 y 4 por semestre. Además está la preparación de las clases, para las cuales debo leer mucho, aprender casi a diario sobre nuevos elementos de la realidad del Perú, como su política, su historia, las condiciones educativas a nivel nacional, etc.

También soy investigador en la misma universidad, liderando investigaciones sobre la desigualdad en el sistema educativo, las condiciones de estudiantes y docentes, así como temas sobre Desarrollo Sostenible en el país. Además, coordino dos proyectos súper interesantes. En primer lugar, coordino la Cátedra UNESCO en Políticas Educativas y Agenda 2030, para lo cual participé en el comité que presentó la propuesta a la UNESCO hace varios años. En la Cátedra UNESCO realizamos cursos online masivos (MOOC) y realizamos charlas y capacitaciones a expertos y público en general sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre otras labores. En segundo lugar, coordino el Observatorio de la Educación Peruana, un proyecto que también presentamos a la UNESCO a nivel nacional, y en el que involucramos a estudiantes, profesores y educadores de todo el país para realizar artículos, charlas e investigaciones sobre la educación en el país.

Actualmente compagino este trabajo con consultorías e investigaciones en temas migratorios y educativos, además de un Doctorado en la Universidad de Loyola en Córdoba (Andalucía).

¿Observas diferencias entre los estudiantes de aquí y allí?

Lo primero que me sorprendió cuando empecé a trabajar como profesor, tanto con estudiantes de la universidad como con otros docentes, es el nivel de respeto que se tiene a los profesores. En la UPNA casi siempre tuteábamos a nuestros profesores, cosa que aquí es impensable. Algo que también me impacta, esta vez de manera no tan positiva, son los hábitos de lectura. En Europa tenemos un capital cultural mucho mayor, estamos más acostumbrados a leer, mientras que aquí no tanto. Por ello, muchos de mis estudiantes “sufren” con las lecturas que les envío y las tareas de investigación que les propongo en clase. A ello hay que añadir que en Perú hay más de 40 lenguas originarias, y varios de mis estudiantes tienen al castellano como segunda lengua, por lo que muchas veces tienen mayores dificultades para comprender y expresarse adecuadamente.

¿Qué es lo que más valoras de vivir en Perú y lo que más difícil se te hace?

Perú es un país muy grande, con diferentes ecosistemas y geografías. Por ello, viajar siempre te lleva a conocer lugares nuevos e increíbles: montañas, desiertos, selvas, bosques. Es una de las cosas que más me gusta del país. Además, la mayoría de las ciudades tienen un pasado histórico y arquitectónico muy rico, con lo que nunca dejo de maravillarme. A ello se suma la comida, puesto que este país tiene una de las gastronomías más famosas y ricas de todo el mundo, con una enorme variedad. Comer en Perú es, de verdad, una experiencia aparte. Y, además, muy barata.

Lo que más me cuesta en Perú, especialmente en Lima, es por un lado el transporte. Pasar de vivir en Pamplona, a vivir en una ciudad con 11 millones de personas, es un cambio enorme. Además, buena parte del transporte público es informal, con lo cual subirse a un autobús es casi como participar en un rally, pero contigo dentro. Hay atascos que duran horas, a veces para desplazarte 10 kilómetros puedes tardar dos horas. ¿Nos podemos imaginar eso en Navarra? Otra cosa que, desde la pandemia se está haciendo más dura, es la criminalidad. No es algo de lo que me guste hablar, pero es así. Hay muchos robos, secuestros y asesinatos, en un país que hasta hace poco era de los más seguros de América Latina. Espero que con la mejora de la economía tras la crisis del COVID-19, todo mejore pero por ahora nos tiene bastante preocupados.
 
¿Qué echas de menos de Navarra?

Navarra es, sin duda alguna, mi hogar. He nacido y crecido en Navarra, tengo a mi familia y a mis amigos allí. Echo mucho de menos poder salir tranquilamente a pasear, tanto por Pamplona como por todos nuestros pueblos. Ir a tomar unos pintxos en una terraza nos parece algo básico, pero aquí no existe.
¡No existen las terrazas!

La tranquilidad de poder salir a cualquier hora, encontrarte con alguien que conoces por la calle, conocer a gente simplemente por coincidir en algún lugar. Cosas básicas, que a veces damos por sentado, pero que, en otros países con otras culturas, no existen.