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Iranzu Gárriz regresó a Navarra tras 21 años en Guatemala y México

Iranzu Gárriz regresó a Navarra tras 21 años en Guatemala y México

24/01/2022

Trabajó como cooperante, docente, investigadora social, inició un doctorado y tuvo su propio negocio.

Iranzu Gárriz regresó a Navarra y en concreto a su localidad natal, Murchante, en agosto del año pasado, tras veintiún años viviendo en el continente americano.

Fue en el año 2000 cuando decidió viajar a Guatemala como cooperante, con el objetivo de realizar las prácticas necesarias para el fin de máster que estaba realizando sobre cooperación y desarrollo en la Universidad del País Vasco. Y  lo hizo a la Fundación Rigoberta Menchú. La paz se acababa de instalar en el país, por lo que había mucha necesidad de apoyo internacional para la reconstrucción, situación que junto a y sus ganas de vivir nuevas experiencias, le llevaron a tomar la decisión de quedarse en Guatemala. Seis años fueron los que finalmente estuvo en el país centroamericano participando en proyectos de desarrollo socieconómico, derechos humanos y género, trabajando en ámbito rural.

Iranzu decidió migrar a Guatemala siendo consciente del derecho que tenía de migrar. “Todas las personas tenemos derecho a migrar. Me siento una privilegiada porque no lo hice por necesidad material, como lo tuvieron que hacer otras generaciones pasadas de la clase trabajadora, ni siguiendo a un marido. Migré porque no me encontraba cómoda en la perspectiva de futuro que me ofrecía este sistema social, con este modelo de economía neoliberal impuesto en nuestra sociedad, quería entenderlo”, afirma Iranzu

​​​​​​​México, destino de doctorado y emprendimiento
Esa inquietud de comprender y seguir formándose le llevó a Iranzu a viajar a México, país que le dio la oportunidad de comenzar el doctorado en estudios del desarrollo en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Durante varios años su experiencia en México estuvo vinculada al mundo académico y a la docencia. “Con el inicio de mi doctorado, me metí en el mundo académico, pero por circunstancias de la vida me trasladé a Ciudad de México, donde pude desconectar y alejarme de ese mundo más elitista, sumergiéndome con la gente más popular, en sus formas de sobrevivencia cotidiana” explica Iranzu.

Hasta este momento Iranzu estuvo conectada a Navarra, regresando a Murchante cada año y medio o dos años. Fue a partir de su experiencia en Ciudad de México cuando llegó la desconexión durante 12 años, con la tierra que la vio nacer.

Una vez instalada en la gran ciudad, emprendió un nuevo camino en el que pudo compaginar la docencia, la investigación social con el emprendimiento. Un negocio gastronómico que le permitía vivir, además de servirle de fuente de reflexión teórica para su tesis doctoral. “Cada domingo acudía al mercado de la Lagunilla con mi puesto de comida, El Puto Padre, de paella y tapas. La gastronomía me permitió bajar de la teoría a tierra y contribuir a la creación de relaciones sociales comunitarias” cuenta Iranzu. “El puesto se convirtió en un punto de encuentro donde se creaba comunidad. Fue allí donde tejí mi circulo de amistades, mi propia red. Sobre todo entendí el concepto de derecho de ciudad y la dinámica de producción de espacio del filósofo Henri Lefebvre, fundamentales para mi tesis de doctorado. De este modo pude conciliar mis tiempos de estudio e ingresos económicos”, añade.
En 2018 decidió volver a Zacatecas, huyendo de la contaminación de la gran ciudad, una decisión difícil a la que se unió en 2020 el inicio de la pandemia y las dificultades para encontrar trabajo y una vivienda. Fue en ese momento cuando decidió regresar a la tierra que le vio nacer, Navarra. “Siempre estaba en mí la intención de volver y la pandemia aceleró la decisión. Tenía claro que las facilidades para asegurar las condiciones de vida que me permitieran escribir estaban aquí, no allí. Y además mis padres iban haciéndose mayores, así que la decisión estaba clara, quería volver ” reconoce Iranzu.

El retorno
En agosto de 2021 Iranzu regresó a su Murchante natal, a la casa de sus padres.  Reconoce que han sido meses difíciles en los que le ha costado entender el mercado laboral, saber donde buscar oportunidades laborales, cómo presentarse. “Ha sido como tirarse de cabeza desde una montaña al mar, como los clavadistas de Acapulco, para sumergirme en los cimientos de lo que soy. En esta revisión he encontrado que alguna parte de esos cimientos nunca estuvo bien, pero también reconozco que ya han sido reforzados con los aprendizajes que adquirí en mi vida mesoamericana”, explica.

Durante su proceso de retorno Iranzu contactó con la oficina de Next Navarra. “Me ayudó a entender todas las lógicas de los trámites, así como en los gastos del transporte de vuelta. El servicio que ofrece Next me resultó muy útil”, reconoce.

Han pasado cinco meses desde que volvió a pisar suelo navarro. Meses en los cuales ha podido comprobar los cambios del pueblo que dejó hace veintiún años y el pueblo que es en la actualidad. Meses en los que trata de buscar su sitio a través de la búsqueda activa de empleo, mientras estudia y escribe un libro de divulgación, fruto de su tesis doctoral. Y todo ello mientras además se resitúa tras esos veintiún años fuera de Navarra.