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Araitz Claramunt. Profesora de euskera en la Universidad de Finlandia.

Araitz Claramunt, profesora de euskera en la Universidad de Finlandia

21/07/2022

Araitz Claramunt Oregi es profesora de euskera en Finlandia desde hace tres años. Aunque afirma que el choque cultural y social es importante, si compara este país nórdico con la sociedad navarra, reconoce que admira la honestidad, el valor que dan al respeto o las oportunidades laborales de su país de acogida. No descarta volver a Navarra, pero tampoco se lo plantea por el momento y una de las cosas que más le gusta de su trabajo es el esfuerzo que sus alumnos demuestran por conocer el euskera y su cultura.

¿Cómo fue tu trayectoria hasta llegar a Finlandia?

Mi trayectoria profesional no es muy larga. Vine a Finlandia en 2019, unos meses después de terminar mi carrera. Antes de venir aquí trabajé un mes en una ikastola como profesora sustituta y, después de ese trabajo, apareció esta oportunidad.

¿Y cómo es ser profesora de euskera en ese país?

A mí me encanta. Los alumnos están muy interesados y se esfuerzan muchísimo por conocer nuestra cultura. Creo que, en general, enseñar aquí es diferente. Los alumnos están agradecidos por el esfuerzo de los profesores y aprecian mucho poder estudiar, así que valoran mi trabajo y están muy comprometidos. A la vez, los profesores aquí sabemos que nuestro trabajo consiste en dar un servicio, y que trabajamos para los alumnos, por lo que lo más importante es el bienestar del alumnado.

¿Entienden el valor cultural del euskera?

Entienden muy bien el valor cultural del idioma. En gran parte eso es lo que les motiva a estudiarlo. Los alumnos que deciden aprender euskera son muy conscientes de que es un idioma pequeño y que ha sobrevivido durante siglos, aun estando rodeado de lenguas mucho más grandes. Algunos estudiantes incluso son conscientes de la situación política y de la historia, lo que hace que el atractivo sea mayor. Por supuesto que el atractivo lingüístico también juega un papel muy importante, ya que la mayoría de mis alumnos son estudiantes de filologías o lingüística. Así que el hecho de que sea un idioma aislado, de origen desconocido y no indoeuropeo, es algo que les llama mucho la atención.También he tenido alumnas que, además del interés por el idioma, tenían algún amigo/a o pareja euskaldún, pero esto era más bien un añadido a todo lo mencionado anteriormente

¿Te planteas regresar a Navarra?

No te sabría contestar... Me gusta más ver venir que planear, así que no lo descarto, pero tampoco me lo planteo.  

¿Qué es lo que destacarías como principales ventajas e inconvenientes de vivir y trabajar en Finlandia?

Bueno, como he dicho no tengo mucha experiencia laboral como profesora en Navarra, así que no sé si puedo hacer una comparación. De todas maneras, no sabría si llamarlo ventajas e inconvenientes, creo que sencillamente Navarra y Finlandia son dos sitios que culturalmente son diferentes. Por ejemplo, el horario de trabajo aquí es mucho más compacto: para comer, habitualmente la gente tiene unos treinta minutos, mientras que en el País Vasco suele ser más bien una hora y media o dos horas, por poner un ejemplo.

El sueldo claramente depende de la calidad de vida, así que sí, se cobra más pero también es más caro vivir aquí.

La gente aquí es más honesta y directa, pero allí son más abiertos y socialmente más activos, -esto es algo que echo de menos- pero a decir verdad aprecio mucho más la honestidad. La vida social, en general, es muy diferente aquí y, si pudiera, me traería el ambiente de allí.

¿Es realmente tan alta como pensamos la calidad de vida en los países nórdicos?

La calidad de vida es muy buena, sí. No me puedo quejar. Lo único que creo que falla en esta sociedad es la educación social. Es decir, creo que no aprenden a socializar de una manera natural y, muchas veces, parece forzado. Para muchos socializar es difícil y, para otros, su manera de socializar es el alcohol. Creo que en Helsinki hay un problema muy grande de alcoholismo.

¿El mercado laboral es mejor que el nuestro?

Sí, creo que el mercado laboral es mejor aquí. Hay muchas más oportunidades para los jóvenes, las empresas valoran mucho el interés, y normalmente ofrecen varios puestos de trabajo como becario durante el verano, bien pagado, con un sueldo digno y con funciones relevantes. De esta manera, los recién graduados (o los que están por graduarse) pueden obtener experiencia laboral. Se fijan mucho en tus ganas de aprender y en tu capacidad de trabajar en equipo e individualmente, pero también depende del lugar de trabajo (como en todas partes). Por otro lado, destacaría que están más abiertos internacionalmente hablando, por lo menos en Helsinki, y ofrecen puestos de trabajo en los que piden inglés y no es necesario hablar finés. A mí esto me viene bien, aunque estoy haciendo todo lo posible por aprender el idioma, por respeto y por gusto.

¿Cuál ha sido tu mejor vivencia en todos estos años que llevas en Finlandia?

Anécdotas he tenido muchas, sobre todo el primer año, cuando todavía no me había hecho a la ciudad y a la gente. Fui bastante gafe. Recuerdo que una mañana salí de casa con prisa a coger el autobús, porque me olvidé el café en el fuego la noche anterior y la cafetera explotó mientras yo dormía, por lo que a la mañana siguiente me tocó limpiar todo antes de ir a trabajar. Así que tuve que correr a por el autobús. Por suerte el conductor me vio y me esperó, pero cuando entré y me senté vi que todos me estaban mirando fijamente, aunque nadie decía nada. Yo pensaba que les habría molestado que el conductor me esperara y que saliéramos unos segundos más tarde, pero como ya había empezado la mañana con mal pie, me dio igual. Así que me giré para mirar por la ventana mientras el bus arrancaba. Ahí me di cuenta de que, mientras corría a por el autobús, mi mochila se debió de abrir y que todas mis cosas se habían caído dejando un rastro hasta mi portal; y ahí entendí que por eso me estaban mirando todos. En Finlandia, normalmente la gente no es intrusiva y no se toman el derecho de decidir que necesitas ayuda, así que, muchas veces, si no la pides no te la ofrecen. Me costó entenderlo, pero es por respeto. En fin, me tuve que bajar en la siguiente parada y volver andando a a recoger todo. Curiosamente llegué a tiempo a trabajar.